Icaza 210 es una habitación diseñada para convertirse en un espacio de equilibrio. El cliente buscaba más que un dormitorio: necesitaba un entorno que le permitiera desconectar del ruido cotidiano, recargar energías y reconectar con su bienestar interior.

La propuesta se desarrolló a partir de una premisa simple pero poderosa: el diseño también puede cuidar. Por eso, cada decisión —materiales, paleta de colores, iluminación y texturas— fue pensada para generar una atmósfera de serenidad, calidez y contención.

La habitación funciona como un refugio íntimo, un lugar donde el cuerpo y la mente pueden desacelerar. La distribución favorece el descanso visual y la fluidez, mientras que los elementos decorativos aportan calma sin distraer.

Icaza 210 demuestra que habitar un espacio también puede ser una experiencia reparadora.

Un diseño que no solo se ve bien, sino que invita a respirar, a estar presente y a encontrar calma en lo cotidiano.